19 de octubre de 2025

Un neurólogo de 102 años comparte sus secretos para alcanzar una larga y saludable vida

Un neurólogo de 102 años comparte sus secretos para alcanzar una larga y saludable vida

El médi­co uti­liza las redes sociales para com­par­tir sus con­se­jos sobre longev­i­dad y con­quistó a una nue­va gen­eración con su enfoque pos­i­ti­vo de la vida.

Con 102 años, el neuról­o­go esta­dounidense Howard Tuck­er se desta­ca como el médi­co en ejer­ci­cio más longe­vo del mun­do. Su biografía es refle­jo de una vida ded­i­ca­da al conocimien­to, la med­i­c­i­na, la docen­cia y tam­bién la adaptación con­tin­ua a los cam­bios sociales y cien­tí­fi­cos del últi­mo siglo.

Tuck­er ini­ció su car­rera en la med­i­c­i­na en 1947, obte­nien­do su doc­tor­a­do y con­cluyen­do su res­i­den­cia en neu­rología en 1953. Su vida pro­fe­sion­al atrav­esó las grandes trans­for­ma­ciones del siglo XX: durante la Segun­da Guer­ra Mundi­al sirvió en la Mari­na de los Esta­dos Unidos, y en la Guer­ra de Corea fue neuról­o­go jefe de la Flota del Atlán­ti­co.

Además, cuan­do tenía 67 años, estudió Dere­cho, obtu­vo el títu­lo y aprobó el exa­m­en del Cole­gio de Abo­ga­dos del Esta­do de Ohio, algo poco común inclu­so para pro­fe­sion­ales más jóvenes.

A lo largo de su vida,ha ocu­pa­do dis­tin­tos roles: des­de ejercer la neu­rología has­ta enseñar a estu­di­antes y res­i­dentes en la Uni­ver­si­dad Case West­ern Reserve de Cleve­land, Ohio. Durante la pan­demia de COVID-19 con­tin­uó ayu­dan­do a pacientes en los momen­tos ini­ciales de la cri­sis san­i­taria.

Y más allá de su activi­dad clíni­ca, Tuck­er imparte clases de med­i­c­i­na y dere­cho y real­iza tra­ba­jo de con­sul­toría en casos legales médi­cos. Pese al cierre del hos­pi­tal donde enseña­ba en 2022, lejos de pen­sar en el retiro, mantiene vigente su deseo de seguir tra­ba­jan­do y apren­di­en­do.

Su espíritu inqui­eto le ha lle­va­do inclu­so a ten­er pro­tag­o­nis­mo en redes sociales gra­cias a su nieto, quien, jun­to a un ami­go, abrió una cuen­ta de Tik­Tok que hoy supera los 100.000 seguidores y pro­du­jo un doc­u­men­tal sobre su extra­or­di­nar­ia vital­i­dad y car­rera pro­fe­sion­al.El neurólogo centenario atribuye laEl neuról­o­go cen­te­nario atribuye la conex­ión social y la búsque­da con­tin­ua de conocimien­to como claves de su longev­i­dad (Cred­i­to: YT/What Next?)

Uno de los pilares del pen­samien­to de Tuck­er es su firme rec­ha­zo a la jubi­lación tem­prana o “tradi­cional”. En diál­o­go con Nation­al Geo­graph­ic explicó que con­sid­era que dejar de tra­ba­jar puede acor­tar la vida y aumen­tar el ries­go de dete­ri­oro cog­ni­ti­vo.

Tuck­er cita estu­dios que aso­cian la activi­dad lab­o­ral pro­lon­ga­da con una menor inci­den­cia de demen­cia, defen­di­en­do la idea de que el cere­bro nece­si­ta per­manecer en uso con­stante. Para él, la clave está en la toma de deci­siones cotid­i­ana y la inter­ac­ción social que con­ll­e­va el tra­ba­jo, así como en asumir nuevos desafíos y apren­diza­jes inclu­so a edades avan­zadas. Según su expe­ri­en­cia, el enve­jec­imien­to salud­able requiere man­ten­erse men­tal y físi­ca­mente acti­vo.

Los tres hábitos esenciales

En diál­o­go con ese mis­mo medio rev­eló que en su día a día sostiene tres hábitos esen­ciales: man­ten­erse acti­vo tan­to físi­ca como men­tal­mente, evi­tar por com­ple­to el con­sumo de cig­a­r­ril­los y no ali­men­tar odio ni resen­timien­to.

Expli­ca que el sen­timien­to de odio gen­era respues­tas cor­po­rales dañi­nas, como aumen­to de la pre­sión arte­r­i­al y el pul­so, com­pa­ra­bles al estrés y la ansiedad. Para Tuck­er, cuidar las emo­ciones y man­ten­er rela­ciones pos­i­ti­vas resul­ta tan impor­tante como las deci­siones médi­cas.

En cuan­to al tabaquis­mo, enfa­ti­za su peli­grosi­dad, recor­dan­do que la per­cep­ción social y médi­ca sobre el taba­co ha cam­bi­a­do rad­i­cal­mente a lo largo de su vida. En el pasa­do, dice, se triv­i­al­iz­a­ban sus efec­tos, lle­gan­do inclu­so a recomen­dar su con­sumo, y aler­ta tam­bién sobre el uso cre­ciente de mar­i­hua­na, a la que aso­cia ries­gos car­dio­vas­cu­lares y dete­ri­oro de la coor­di­nación e int­elec­to.Tucker rechaza la jubilación tradicionalTuck­er rec­haza la jubi­lación tradi­cional y defiende que el tra­ba­jo pro­lon­ga­do pro­tege con­tra el dete­ri­oro cog­ni­ti­vo (Cred­i­to: YT/What Next?)

Cuan­do se tra­ta del con­sumo de alco­hol, defiende la mod­eración. Un mar­ti­ni oca­sion­al acom­paña sus cenas, ilus­tran­do que el dis­frute es com­pat­i­ble con la longev­i­dad si se mane­ja con sen­satez.

Sobre la dieta, es escép­ti­co frente a las ten­den­cias extremas, pero sostiene que ele­gir ali­men­tos fres­cos y evi­tar pro­duc­tos ultra proce­sa­dos puede pre­venir afec­ciones cróni­cas. En su ruti­na diaria, suele desayu­nar fru­ta fres­ca y tostadas con su esposa, no siem­pre almuerza y pre­fiere cenas lig­eras con pol­lo, pesca­do, ver­duras o un bis­tec. Admite que tras cumplir los 100 años dis­fru­ta del hela­do y las donas más que antes, reivin­di­can­do los plac­eres de la vida sin caer en exce­sos.

El ejer­ci­cio es, en su opinión, fun­da­men­tal para man­ten­er la agudeza físi­ca y men­tal. Tuck­er ajustó su ruti­na para adap­tar­la a su edad, usan­do la cin­ta para cam­i­nar a menor rit­mo y com­bi­nan­do la activi­dad con pro­gra­mas de tele­visión que lo moti­van. Recomien­da cam­i­nar, tro­tar o usar bici­cle­tas estáti­cas y otras máquinas para quienes pier­den movil­i­dad o equi­lib­rio con los años. Aún dis­fru­ta del aire libre hacien­do raque­tas de nieve con su famil­ia, aunque reconoce que debe ser más pre­cavi­do.

Sostiene que los pasatiem­pos, así como una red social diver­sa y acti­va, son deter­mi­nantes para la vital­i­dad. Tuck­er desta­ca el impacto pos­i­ti­vo de man­ten­er amis­tades multi­gen­era­cionales, recor­dan­do cómo su pro­pio padre vivió rodea­do de ami­gos jóvenes. Sus rela­ciones, jun­to a casi siete décadas de mat­ri­mo­nio, han sido una fuente con­stante de apoyo y ale­gría, refle­jan­do el peso del entorno en la longev­i­dad.Tucker destaca la importancia deTuck­er desta­ca la impor­tan­cia de la moti­vación, la diver­si­dad de rela­ciones y el apren­diza­je con­tin­uo en la longev­i­dad (Cred­i­to: YT/What Next?)

Sobre el enve­jec­imien­to, Tuck­er min­i­miza la impor­tan­cia de la edad cronológ­i­ca y rec­haza los estereoti­pos neg­a­tivos sobre la vejez, insistien­do en que la vital­i­dad y la moti­vación no tienen fecha de caduci­dad. Advierte con­tra los mitos sim­plis­tas sobre la longev­i­dad basa­dos en dietas mila­grosas o ruti­nas extremas. Para él, la clave está en la mod­eración, en acep­tar la dosis de genéti­ca y azar que tiene cada his­to­ria vital, y en evi­tar la obsesión por solu­ciones mág­i­cas.

Respec­to a los avances cien­tí­fi­cos, desta­ca el desar­rol­lo de la tomo­grafía com­puta­riza­da y la res­o­nan­cia mag­néti­ca como hitos que rev­olu­cionaron la neu­rología, pero insiste en que la tec­nología nun­ca debe susti­tuir el vín­cu­lo humano con el paciente y la obten­ción de una his­to­ria clíni­ca com­ple­ta.

Así, Howard Tuck­er sim­boliza una visión de la longev­i­dad basa­da en el apren­diza­je per­ma­nente, la conex­ión humana y el dis­frute equi­li­bra­do de la vida, recor­dan­do que usar la mente y el cuer­po es la mejor med­i­c­i­na para el paso del tiem­po.

Fuente: Infobae

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