21 de octubre de 2025

Sospechan que una empleada doméstica participó en un millonario robo de joyas en Posadas

Encontraron el cuerpo sin vida de un anciano en su vivienda

Una mujer de 63 años denun­ció un mil­lonario robo en su depar­ta­men­to ubi­ca­do sobre la aveni­da Roque Pérez, en Posadas, y señaló como prin­ci­pal sospe­chosa a su emplea­da domés­ti­ca, Guadalupe, de 22 años, a quien acusa de haber orga­ni­za­do un plan para sus­traer­le dinero y joyas por un val­or esti­ma­do en más de 100 mil dólares.

Según el rela­to de la víc­ti­ma, el hecho ocur­rió el lunes por la tarde, cuan­do regresó a su hog­ar en un horario inusu­al y notó señales fuera de lo común. “Cuan­do llegué, todo parecía nor­mal, pero me llamó la aten­ción que no se hubiera coci­na­do. En mi casa siem­pre se come tem­pra­no y no había ras­tro de comi­da”, con­tó en diál­o­go con Misiones Online.

Poco después, la joven le explicó que había recibido un lla­ma­do tele­fóni­co en el que una supues­ta pri­ma de la dueña, lla­ma­da Andrea, le orden­a­ba entre­gar sus joyeros. “Yo no ten­go ningu­na pri­ma Andrea”, aclaró la denun­ciante, que al ingre­sar a su habitación encon­tró los joyeros vacíos, el placar forza­do y todas sus perte­nen­cias revueltas.

Según la emplea­da, entregó los obje­tos a un hom­bre que la esper­a­ba afuera del edi­fi­cio. Sin embar­go, la dueña de casa duda de esa ver­sión y sostiene que Guadalupe fue parte del plan: “Ella simuló que la engañaron, pero hay detalles que no coin­ci­den. Me dijo que su celu­lar no fun­ciona­ba, pero habíamos habla­do una hora antes. Además, usó un cuchil­lo de coci­na y un palo de amasar para forzar los mue­bles, algo que un estafa­do no haría”.

La mujer tam­bién expresó pre­ocu­pación por la seguri­dad de su madre de 92 años, quien vive con ella y habría sido pre­sion­a­da por la emplea­da para entre­gar más obje­tos de val­or. “Menos mal que no nos hizo nada, mi mamá pudo haber sido agre­di­da si se resistía”, expresó.

Inves­ti­gación en cur­so
La Policía de Misiones inves­ti­ga el caso como una posi­ble estafa tele­fóni­ca. Des­de la fuerza indi­caron que Guadalupe habría recibido un lla­ma­do donde se le indi­ca­ba que su empleado­ra no podía comu­ni­carse y debía entre­gar los bienes a un descono­ci­do. No obstante, los inves­ti­gadores no descar­tan la hipóte­sis de una com­pli­ci­dad direc­ta en el robo.

Agentes de la Unidad Region­al I y la Direc­ción de Ciber­crimen tra­ba­jan para iden­ti­ficar al hom­bre que retiró los obje­tos. En para­le­lo, la víc­ti­ma evalúa ini­ciar acciones legales con­tra su ex emplea­da.

El mon­to sus­traí­do no fue pre­cisa­do ofi­cial­mente, pero la damnifi­ca­da esti­ma que supera los 100 mil dólares, con­sideran­do que solo uno de los relo­jes roba­dos está val­u­a­do en cin­co mil dólares.

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