18 de octubre de 2025

Descubren en el Parque Nacional Iguazú evidencia de una civilización que se remonta a 6.000 años de antigüedad

Parque Nacional Iguazú civilización 6000 años

Un grupo de inves­ti­gadores del Con­icet pro­tag­o­nizó un des­cubrim­ien­to impac­tante tras hal­lar evi­den­cia de una civ­i­lización mile­nar­ia de 6 mil años atrás, que habitó las tier­ras que actual­mente for­man parte del Par­que Nacional Iguazú, sitio turís­ti­co de Pat­ri­mo­nio Mundi­al, en Misiones. Se recu­per­aron fle­chas, cuchil­los y hachas pertenecientes a comu­nidades cazado­ras de entre 2.000 y 4.000 años de antigüedad.

El equipo de inves­ti­gadores del Con­icet, lid­er­a­do por el arqueól­o­go y antropól­o­go Eduar­do Apolinare de la Uni­ver­si­dad Nacional de La Pla­ta (UNLP), real­izó un des­cubrim­ien­to que cam­bia drás­ti­ca­mente el entendimien­to sobre la his­to­ria de la provin­cia de Misiones. En pleno Par­que Nacional Iguazú, han encon­tra­do evi­den­cia de una civ­i­lización que se remon­ta a 6.000 años de antigüedad.

El hal­laz­go no solo amplía el conocimien­to sobre las primeras comu­nidades de la región, sino que añade una capa de incal­cu­la­ble val­or históri­co y cul­tur­al a un lugar ya con­sagra­do como Pat­ri­mo­nio de la Humanidad por su riqueza nat­ur­al.

Leyendo las capas del tiempo

El tra­ba­jo de este equipo de «detec­tives del pasa­do» comen­zó en 2019. Su méto­do con­sis­tió en explo­rar bar­ran­cas, ríos y arroyos den­tro del par­que, zonas donde el paso del tiem­po y la erosión han deja­do al des­cu­bier­to las capas de sed­i­men­to, ver­daderas pági­nas de la his­to­ria de la Tier­ra.

Allí, entre esas «eras de tiem­po» per­fec­ta­mente con­ser­vadas, encon­traron un tesoro arque­ológi­co: fle­chas, cuchil­los, hachas de piedra, frag­men­tos de cerámi­ca y restos de ani­males y maderas car­bonizadas que daban pis­tas sobre la vida cotid­i­ana de este pueblo mile­nario.

La clave para fechar el asen­tamien­to con pre­cisión llegó en for­ma de car­bón veg­e­tal. En una entre­vista con el diario Per­fil, Apolinare destacó la impor­tan­cia de este hal­laz­go: «Tuvi­mos la suerte de recu­per­ar restos de car­bón muy antigu­os», dijo el inves­ti­gador. Esas mues­tras, anal­izadas con la téc­ni­ca de car­bono 14, per­mi­tieron con­fir­mar que la ocu­pación humana en ese sitio especí­fi­co se remon­ta a más de 6.000 años, con una pres­en­cia que se extendió has­ta hace unos 2.000 años.

Navegantes de la selva

Más allá de la antigüedad, los hal­laz­gos per­miten recon­stru­ir el modo de vida de estas comu­nidades pre­his­páni­cas. Lejos de ser gru­pos ais­la­dos y prim­i­tivos, los inves­ti­gadores con­cluyeron que tenían un notable dominio de su entorno y una gran capaci­dad de adaptación.

Uno de los aspec­tos más rev­e­ladores es que uti­liz­a­ban la den­sa red de ríos de la sel­va mision­era como ver­daderas «rutas de movil­i­dad». Esto no solo les per­mitía moverse por un ter­ri­to­rio com­ple­jo, sino tam­bién facil­i­tar el con­tac­to y el inter­cam­bio con otros gru­pos humanos, for­man­do parte de una red social mucho más amplia de lo que se creía.

Este des­cubrim­ien­to es, en defin­i­ti­va, una nue­va puer­ta que se abre a la pre­his­to­ria del Litoral argenti­no. Demues­tra que, mucho antes de la lle­ga­da de los españoles, y a la som­bra de una de las mar­avil­las nat­u­rales más impo­nentes del mun­do, una cul­tura vibrante pros­peró durante mile­nios, dejan­do huel­las que solo aho­ra, gra­cias a la cien­cia, comen­zamos a leer.

Fuente: Ciantificamente.com.ar

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