16 de octubre de 2025

Misterio y dolor: la familia de Viviana Villalba rechaza la versión oficial sobre su muerte en Brasil

La muerte de Viviana Vil­lal­ba, una joven mision­era de 23 años que fal­l­e­ció en Brasil el mis­mo día de su cumpleaños, sigue rodea­da de incóg­ni­tas y denun­cias de irreg­u­lar­i­dades.

Según infor­mó la Policía Civ­il, durante la madru­ga­da del sinie­stro un auto­movilista que cir­cu­la­ba en un Volk­swa­gen Fox por la ruta ERS-344, entre Giruá y San­to Ânge­lo, embis­tió a la joven. El con­duc­tor declaró que, debido a la inten­sa niebla, creyó haber choca­do con­tra un ani­mal y con­tin­uó su mar­cha has­ta lle­gar a su vivien­da. Allí des­cubrió que, sobre el techo del vehícu­lo, per­manecía el cuer­po de una per­sona.

Horas más tarde, se pre­sen­tó en la Briga­da Mil­i­tar acom­paña­do por una mujer y se negó a realizar el test de alco­holemia. El cuer­po de Vil­lal­ba fue traslada­do al Insti­tu­to Médi­co Legal de São Luiz Gon­za­ga para la autop­sia.

Un detalle que llamó la aten­ción de los inves­ti­gadores fue la ves­ti­men­ta de la víc­ti­ma al momen­to de ser hal­la­da: llev­a­ba puesto un buzo negro, pero no tenía pan­talones, calza­do ni ropa inte­ri­or. Ese hecho gen­eró más sospe­chas en torno al caso.

Sospechas y denuncias de la familia

La famil­ia de Viviana sostiene que no se trató de un acci­dente. “Mi hija tenía un dis­paro en la pier­na, mar­cas en las manos y heri­das en la cabeza que no se cor­re­spon­den con un atro­pel­lamien­to. Hay tes­ti­gos que escucharon gri­tos esa noche”, ase­guró su madre, Ali­cia Aré­va­l­os, en diál­o­go con San Vicente Infor­ma.

Además, denun­ció que nun­ca pudo ver el cuer­po en Brasil: “Me hicieron fir­mar pape­les sin mostrarme a mi hija. A mí me la entre­garon en un cajón cer­ra­do”.

Otro ele­men­to que ali­men­ta las dudas es el celu­lar de la joven. Aré­va­l­os con­tó que días después de la muerte envió men­sajes al número de Viviana y recibió una respues­ta con la pal­abra “muer­ta”. El dis­pos­i­ti­vo nun­ca apare­ció. “Mi hija había man­da­do audios pidi­en­do ayu­da porque quería dejar el lugar donde tra­ba­ja­ba”, agregó.

Un viaje que terminó en tragedia

De acuer­do con el tes­ti­mo­nio de la madre, Viviana había via­ja­do a Brasil con la prome­sa de tra­ba­jar en una gran­ja, pero ter­minó desem­peñán­dose en un local noc­turno. “Una mujer la con­ven­ció de ir. Ella quería volver, decía que esta­ba cansa­da, que quería regre­sar con su nena de cua­tro años”, recordó.

La últi­ma char­la entre ambas fue sem­anas antes del hecho: “Me dijo: ‘Mami, esta vez voy a enfrentar a la mujer y le voy a decir que no quiero seguir más ahí. Quiero volver a casa con mi hija’”.

Reclamo de justicia

Has­ta el momen­to, el expe­di­ente no mues­tra avances y el auto­movilista con­tinúa en lib­er­tad. “No hay jus­ti­cia, nadie me infor­ma nada. Todo está tapa­do porque había dinero de por medio”, denun­ció Aré­va­l­os.

Des­de su casa en Dos de Mayo, donde vive con sus hijas menores y su nieta, Ali­cia expresó entre lágri­mas: “Yo no quiero que otra madre pase lo que estoy pasan­do. No voy a parar has­ta que se sepa la ver­dad y los cul­pa­bles paguen. A mi hija no me la van a devolver, pero quiero jus­ti­cia para que no sigan destruyen­do famil­ias”.

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