21 de octubre de 2025

Luego de más de tres años, se volvió a registrar un yaguareté en el Valle del Cuña Pirú

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Tras tres años de ausen­cia y un tra­ba­jo inin­ter­rumpi­do de mon­i­toreo, el yaguareté rea­pare­ció en el Valle del Cuña Pirú, una de las regiones más emblemáti­cas para la con­ser­vación de esta especie en Misiones. El hal­laz­go fue con­fir­ma­do a prin­ci­p­ios de julio por el equipo de la Red Yaguareté, que durante más de 15 años tra­ba­jó inten­sa­mente en la zona para fomen­tar una con­viven­cia armóni­ca entre el gran feli­no y las activi­dades pro­duc­ti­vas, espe­cial­mente la ganadería.

La rea­pari­ción se dio luego de un largo perío­do de incer­tidum­bre. Des­de junio de 2022 no se habían reg­istra­do nuevos ejem­plares, y la ausen­cia de Ambo­ty —el macho dom­i­nante del área doc­u­men­ta­do en más de 200 oca­siones entre 2019 y 2022— encendió las alar­mas. Durante ese tiem­po, no se hal­laron huel­las, no hubo depreda­ciones al gana­do y tam­poco reg­istros en cámaras tram­pa, lo que indi­ca­ba un posi­ble retro­ce­so en los avances logra­dos en la con­ser­vación de la especie.

Sin embar­go, la esper­an­za se man­tu­vo. Lejos de deten­erse, el equipo inten­si­ficó los esfuer­zos de búsque­da: colo­caron más cámaras, realizaron ras­tril­la­jes y reforzaron el con­tac­to con los pro­duc­tores locales. Final­mente, la huel­la incon­fundible de un yaguareté en el bar­ro de una pic­a­da mar­có el regre­so tan esper­a­do. El hal­laz­go fue rat­i­fi­ca­do en los días pos­te­ri­ores con nuevas señales de pres­en­cia.

Este regre­so rep­re­sen­ta un logro colec­ti­vo, fru­to de años de tra­ba­jo que incluyeron la adaptación de leyes, la incor­po­ración del Min­is­te­rio del Agro a la estrate­gia de con­ser­vación, y la pro­mo­ción de prác­ti­cas ganaderas com­pat­i­bles con la fau­na sil­vestre. Además, se rein­tro­du­jo con éxi­to una población de pecaríes labi­a­dos —una de las pre­sas prin­ci­pales del yaguareté—, y cre­ció la aceptación social del feli­no como parte del pat­ri­mo­nio nat­ur­al misionero.

Sin embar­go, el desafío está lejos de ter­mi­nar. Des­de la Red Yaguareté aler­tan que la caza furti­va sigue sien­do una ame­naza real y sin con­se­cuen­cias legales efec­ti­vas. La con­viven­cia entre el yaguareté y la pro­duc­ción rur­al solo es posi­ble si se apli­can políti­cas acti­vas de pre­ven­ción, con­trol y cas­ti­go, como lo establece la Ley de Grandes Feli­nos.

Tam­bién advierten sobre otros peli­gros como los atro­pel­lamien­tos en rutas cer­canas y la defor­estación, fac­tores que siguen afectan­do el hábi­tat del may­or depredador del monte misionero.

“El yaguareté volvió, pero si no lo cuidamos, se irá nue­va­mente. Es urgente que se refuercen las acciones con­tra la caza ile­gal y se garan­tice una pres­en­cia efec­ti­va del Esta­do. Solo así podrá quedarse en el Valle del Cuña Pirú”, con­cluyen des­de la orga­ni­zación.

Con infor­ma­ción de Red Yaguareté

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