Tras tres años de ausencia y un trabajo ininterrumpido de monitoreo, el yaguareté reapareció en el Valle del Cuña Pirú, una de las regiones más emblemáticas para la conservación de esta especie en Misiones. El hallazgo fue confirmado a principios de julio por el equipo de la Red Yaguareté, que durante más de 15 años trabajó intensamente en la zona para fomentar una convivencia armónica entre el gran felino y las actividades productivas, especialmente la ganadería.
La reaparición se dio luego de un largo período de incertidumbre. Desde junio de 2022 no se habían registrado nuevos ejemplares, y la ausencia de Amboty —el macho dominante del área documentado en más de 200 ocasiones entre 2019 y 2022— encendió las alarmas. Durante ese tiempo, no se hallaron huellas, no hubo depredaciones al ganado y tampoco registros en cámaras trampa, lo que indicaba un posible retroceso en los avances logrados en la conservación de la especie.
Sin embargo, la esperanza se mantuvo. Lejos de detenerse, el equipo intensificó los esfuerzos de búsqueda: colocaron más cámaras, realizaron rastrillajes y reforzaron el contacto con los productores locales. Finalmente, la huella inconfundible de un yaguareté en el barro de una picada marcó el regreso tan esperado. El hallazgo fue ratificado en los días posteriores con nuevas señales de presencia.
Este regreso representa un logro colectivo, fruto de años de trabajo que incluyeron la adaptación de leyes, la incorporación del Ministerio del Agro a la estrategia de conservación, y la promoción de prácticas ganaderas compatibles con la fauna silvestre. Además, se reintrodujo con éxito una población de pecaríes labiados —una de las presas principales del yaguareté—, y creció la aceptación social del felino como parte del patrimonio natural misionero.
Sin embargo, el desafío está lejos de terminar. Desde la Red Yaguareté alertan que la caza furtiva sigue siendo una amenaza real y sin consecuencias legales efectivas. La convivencia entre el yaguareté y la producción rural solo es posible si se aplican políticas activas de prevención, control y castigo, como lo establece la Ley de Grandes Felinos.
También advierten sobre otros peligros como los atropellamientos en rutas cercanas y la deforestación, factores que siguen afectando el hábitat del mayor depredador del monte misionero.
“El yaguareté volvió, pero si no lo cuidamos, se irá nuevamente. Es urgente que se refuercen las acciones contra la caza ilegal y se garantice una presencia efectiva del Estado. Solo así podrá quedarse en el Valle del Cuña Pirú”, concluyen desde la organización.
Con información de Red Yaguareté