A más de un mes del asesinato del cabo primero Mauricio Miñarro en Eldorado, la investigación avanza con nuevas pruebas. El exjefe del destacamento de Infantería, Ricardo Arrua, decidió hablar con los medios contando su versión tras su apartamiento y cómo vive el proceso a estas horas.
El asesinato del cabo primero Mauricio Miñarro, ocurrido el 30 de diciembre mientras realizaba guardia en el destacamento de Infantería de Eldorado, sigue bajo investigación. A pesar del hermetismo en torno al caso, el exjefe del destacamento, Ricardo Arrúa, rompió el silencio en Radio Génesis 91.3 y dio su versión tras haber sido apartado de la fuerza luego del trágico suceso.
“Realmente esto duele porque Mauricio era un camarada y un hermano de armas, compartimos muchos momentos juntos, compartimos cursos juntos, muchas capacitaciones. La verdad que esos momentos solo nosotros lo sabemos. Está esa misma noche a última hora estuvimos trabajando de forma mancomunada los dos y éramos un equipo de trabajo. Dentro de nuestra división no había jerarquías, éramos un equipo. El conocimiento que él tenía era muy amplio, era un tipo muy profesional, muy capacitado y eso destacó”, comentó el efectivo, quien desde 2019 estaba al frente de la división infantería.
Arrúa sostuvo que Miñarro era un compañero con el que había trabajado estrechamente durante años y con quien compartía operativos y capacitaciones. Recordó que la noche del crimen, él realizó un operativo de control vial en la ciudad, tras el cual regresó a su hogar y Miñarro quedó en la base sin refuerzos, debido a la escasez de personal.
El exjefe de Infantería afirmó que la falta de recursos era un problema que había sido advertido a sus superiores durante los últimos tres años. Según sus declaraciones, la base solía quedar con un solo efectivo de guardia, lo que incrementaba el riesgo ante cualquier situación de emergencia. También destacó que, en múltiples ocasiones, él mismo debió cubrir turnos de guardia ante la ausencia de otros agentes.
“Es todo muy shockeante y fuerte porque es una vida, es un hermano, muchos tendrán sus conjeturas y dirán muchas barbaridades, pero solo nosotros sabemos, lo que valoramos lo que hacemos y que en ese lugar y en ese momento es como una ruleta rusa, podía tocarle a cualquiera. Yo estuve más de 30 veces durmiendo en ese lugar, solo porque llegan la época de licencia y son dos por guardia. Un personal se me enferma y tengo que cubrirlo yo”, indicó.
Además, Arrúa reveló que años atrás el destacamento recibió alertas sobre un posible intento de robo de avionetas y armamento en la base. Si bien se tomaron medidas internas para investigar la amenaza, no se logró confirmar ni prevenir ningún ataque. Para el exjefe, estos antecedentes podrían estar relacionados con el crimen de Miñarro y deberían ser considerados en la investigación.
Respecto a la investigación judicial, Arrúa destacó que la justicia está trabajando con discreción y que tanto él como otros efectivos colaboraron entregando sus teléfonos y brindando declaraciones. Aseguró que su apartamiento de la fuerza no se debe a una sanción disciplinaria, sino a una medida administrativa mientras avanza el proceso.
“Yo no espero nada de la parte policial ni política. Yo me amparo en Dios. Que se haga justicia por Mauricio. Era una persona seria pero muy profesional, todos los días tenía algo para enseñarte. Yo me ponía a escucharle cosas de la parte armamentística, era un tipo muy preparado, mis hijas tenían muy buena relación con él. Nosotros siempre fuimos muy unidos” mencionó también Arrúa.
Finalmente, el exjefe policial expresó el impacto que el caso ha tenido en su vida personal y profesional. Mencionó que su familia ha sufrido presiones y que su hermana debió abandonar la provincia debido al estrés. Pese a la carga emocional, afirmó que se mantiene fuerte y confía en que se hará justicia por su compañero, resaltando la calidad humana y profesional de Miñarro dentro de la fuerza. Con información de Radio Génesis y El Territorio.