Aunque el tipo de cambio ya aumentó más de 10% en los últimos 30 días, la inflación no parece haber sentido el impacto en lo que va de julio. Hubo venta de futuros y el BCRA salió a ofrecer pases para absorber pesos.
Con fuertes ventas de contratos de futuros de dólar y aumento de las tasas en pesos, el Gobierno dejó en claro que no quiere un tipo de cambio oficial que supere los $ 1.300. A ese valor llegó el dólar ayer promediando la rueda, pero la decidida participación del Banco Central cambió las cosas. Sobre el cierre el tipo de cambio había vuelto a niveles de $ 1.280 para el segmento minorista y a $ 1.260 para el mayorista.
En el mercado se estimó que las ventas de dólar futuro por parte del BCRA superaron los USD 600 millones, haciendo retroceder más de 1% la cotización para fin de julio y de agosto. Al mismo tiempo se indujo a una fuerte suba de tasas, con lo que se buscó seducir a inversores para reducir la demanda de divisas en el mercado contado.
En realidad, se actuó de manera simultánea en varios frentes. Fue una acción masiva y coordinada del Tesoro junto con el Central que tuvo como objetivo ‑al menos todo indica eso- frenar la escalada del tipo de cambio. El resultado buscado se consiguió, aunque con mucho esfuerzo a la hora de la intervención.
Además de las millonarias ventas en futuros, el Tesoro realizó una licitación fuera de cronograma para absorber pesos. Y al mismo tiempo, el Central salió a ofrecer pases pasivos para canalizar el excedente de pesos de los bancos. Esto implica el regreso de los pasivos remunerados en cabeza del BCRA, algo que se había eliminado tras el traspaso del dinero que los bancos mantenían en las Leliq al Tesoro.
Esta decisiva intervención generó también algunas críticas, ya que dejó más dudas respecto a la flotación del tipo de cambio que se dispuso en abril. La postura del equipo económico es que en realidad el dólar efectivamente flota en las bandas definidas en el acuerdo con el Fondo.
Fuente: Infobae