19 de octubre de 2025

El corazón detecta el sabor dulce: un hallazgo que podría cambiar la medicina cardiovascular

Un equipo de inves­ti­gadores de la Uni­ver­si­dad Loy­ola de Chica­go des­cubrió que el corazón no solo bombea san­gre, sino que tam­bién actúa como un sen­sor capaz de percibir sabores, en par­tic­u­lar el dulce. El hal­laz­go con­fir­ma la pres­en­cia de recep­tores de sabor en el mús­cu­lo cardía­co, sim­i­lares a los de la lengua, lo que sug­iere una conex­ión direc­ta entre la ali­mentación y la fun­ción car­dio­vas­cu­lar.

Los inves­ti­gadores iden­ti­fi­caron los recep­tores TAS1R2 y TAS1R3 en las célu­las del mio­car­dio, lo que rev­ela que el corazón no solo responde a señales nerviosas y hor­monales, sino tam­bién a estí­mu­los sen­so­ri­ales vin­cu­la­dos a la inges­ta de ali­men­tos. Esta nue­va per­spec­ti­va amplía el conocimien­to tradi­cional del órgano y sug­iere que la dieta influye de man­era más direc­ta en la activi­dad cardía­ca de lo que se pens­a­ba.

Mic­ah Yoder, uno de los inves­ti­gadores, explicó que, si bien se sabía que la fre­cuen­cia cardía­ca y la pre­sión arte­r­i­al aumen­tan tras una comi­da, el nue­vo estu­dio apor­ta una expli­cación más direc­ta. Cuan­do los recep­tores del sabor dulce son estim­u­la­dos por un incre­men­to en los nive­les de glu­cosa en san­gre, se acti­van pro­ce­sos bio­quími­cos que mod­i­f­i­can la fre­cuen­cia cardía­ca de inmedi­a­to, sin necesi­dad de una inter­me­diación neu­ronal.

El estu­dio tam­bién señala que estos recep­tores apare­cen en may­or can­ti­dad en los cora­zones de per­sonas con insu­fi­cien­cia cardía­ca, lo que sug­iere una posi­ble relación con la pro­gre­sión de la enfer­medad. Durante la dis­fun­ción cardía­ca, el corazón incre­men­ta su captación de glu­cosa como fuente de energía, lo que podría explicar el aumen­to de estos recep­tores en pacientes con esta condi­ción.

Los inves­ti­gadores tam­bién analizaron el efec­to de los edul­co­rantes arti­fi­ciales, como el aspar­ta­mo, en la fun­ción cardía­ca. Según sus hal­laz­gos, estos com­puestos pueden sobrees­tim­u­lar los recep­tores TAS1R2 y TAS1R3, lo que podría favore­cer la apari­ción de arrit­mias y alter­ar el equi­lib­rio fun­cional del corazón. Aunque los edul­co­rantes son una alter­na­ti­va pop­u­lar al azú­car, su impacto en la salud car­dio­vas­cu­lar a largo pla­zo requiere más inves­ti­gación.

Este hal­laz­go abre nuevas líneas de estu­dio sobre la inter­ac­ción entre la dieta y la fun­ción cardía­ca, lo que podría derivar en avances sig­ni­fica­tivos en el tratamien­to y pre­ven­ción de enfer­medades car­dio­vas­cu­lares.

Fuente: Infobae

Related Post