19 de octubre de 2025

Desmantelan campamento furtivo y red ilegal de pesca en un lago de Misiones

Desmantelan campamento furtivo y red ilegal de pesca en un lago de Misiones

Patrul­la­je lacus­tre en Isla Pala­cio per­mi­tió detec­tar insta­la­ciones ile­gales y redes de pesca no autor­izadas. Reforzaron la vig­i­lan­cia para pro­te­ger la bio­di­ver­si­dad del área.

El pasa­do sába­do, en el mar­co de las acciones de pre­ven­ción y con­trol ambi­en­tal que se desar­rol­lan de man­era con­stante en las áreas pro­te­gi­das de Misiones, el cuer­po de guarda­parques del Min­is­te­rio de Ecolo­gia y Recur­sos Nat­u­rales Ren­ov­ables llevó ade­lante un oper­a­ti­vo de patrul­la­je en el Lago Urugua‑í, con resul­ta­dos con­tun­dentes en mate­ria de fis­cal­ización ambi­en­tal. Durante la jor­na­da, los agentes detec­taron y des­man­te­laron un cam­pa­men­to uti­liza­do para activi­dades furtivas, además de secues­trar una red de pesca ile­gal de grandes dimen­siones.

La inter­ven­ción se enmar­có en las tar­eas de vig­i­lan­cia plan­i­fi­cadas para evi­tar la caza y pesca ile­gal den­tro del área pro­te­gi­da. El patrul­la­je se real­izó en lan­cha, cubrien­do dis­tin­tos sec­tores del lago, con espe­cial aten­ción en la zona de Isla Pala­cio y alrede­dores, un pun­to estratégi­co y de difí­cil acce­so que ha sido históri­ca­mente vul­ner­a­ble a este tipo de incur­siones ile­gales.

Un hallazgo en plena naciente

Durante el recor­ri­do, el equipo de guarda­parques iden­ti­ficó señales de pres­en­cia humana en un área de naciente, lo que activó el pro­to­co­lo de inspec­ción ter­restre. Al internarse en la veg­etación, con­stataron la exis­ten­cia de un cam­pa­men­to pre­cario arma­do por cazadores y pescadores furtivos, que se encon­tra­ba oper­a­ti­vo al momen­to de la detec­ción. Si bien no se encon­traron per­sonas en el lugar, la infraestruc­tura impro­visa­da —com­pues­ta por ele­men­tos de acampe, restos de ali­men­tos, fogones y her­ramien­tas aso­ci­adas a la cap­tura de fau­na— evi­den­cia­ba su uso reciente.

La insta­lación fue com­ple­ta­mente des­man­te­la­da y reti­ra­da, en cumplim­ien­to con las nor­ma­ti­vas provin­ciales que reg­u­lan el uso del sue­lo y las activi­dades humanas den­tro de las áreas nat­u­rales pro­te­gi­das. El pro­ced­imien­to se real­izó con el obje­ti­vo de inuti­lizar el lugar como base de opera­ciones ile­gales y pre­venir nuevos asen­tamien­tos de este tipo.

La pres­en­cia de cam­pa­men­tos furtivos en nacientes rep­re­sen­ta una ame­naza direc­ta no solo para la fau­na sil­vestre, sino tam­bién para los cur­sos de agua y el equi­lib­rio ecológi­co de toda la cuen­ca. El Lago Urugua‑í, además de ser un área de val­or escéni­co y ambi­en­tal, cumple una fun­ción clave en la reg­u­lación hídri­ca region­al, por lo que su pro­tec­ción resul­ta pri­or­i­taria para el sis­tema ecológi­co misionero.

Pesca ilegal: redes en el agua

Además del hal­laz­go en tier­ra, el equipo que patrul­la­ba en lan­cha detec­tó una red de pesca ile­gal arma­da en pleno cuer­po de agua. La estruc­tura, de aprox­i­mada­mente 50 met­ros de largo por 2 met­ros de alto, se encon­tra­ba sumergi­da y sosteni­da por boyas impro­visadas. Este tipo de redes rep­re­sen­tan una ame­naza sig­ni­fica­ti­va para la bio­di­ver­si­dad acuáti­ca, ya que actúan de for­ma indis­crim­i­na­da atra­pan­do peces de dis­tin­tas especies y tamaños, inclu­idas aque­l­las pro­te­gi­das por la nor­ma­ti­va provin­cial.

La red fue reti­ra­da de inmedi­a­to y se labró el acta cor­re­spon­di­ente, en la que se dejó con­stan­cia del secue­stro de todos los ele­men­tos vin­cu­la­dos a esta activi­dad no autor­iza­da. La pesca den­tro del Lago Urugua‑í se encuen­tra reg­u­la­da por leyes provin­ciales y su real­ización está restringi­da a deter­mi­nadas condi­ciones y per­misos. El uso de redes de ese tipo está expre­sa­mente pro­hibido por su carác­ter depredador y su impacto noci­vo en los eco­sis­temas acuáti­cos.

La detec­ción de estos méto­dos ile­gales refuerza la impor­tan­cia de los patrul­la­jes per­iódi­cos y el con­trol ter­ri­to­r­i­al sostenido en zonas donde las bar­reras nat­u­rales difi­cul­tan el acce­so con­stante. La com­ple­ji­dad del ter­ri­to­rio y la per­sis­ten­cia de algunos actores ile­gales obliga a man­ten­er una pres­en­cia acti­va de los cuer­pos de fis­cal­ización, no solo por la san­ción de las infrac­ciones, sino por su fun­ción dis­ua­si­va frente a nuevos inten­tos.

Una labor silenciosa pero estratégica

La inter­ven­ción del sába­do es una más de las múlti­ples acciones que el cuer­po de guarda­parques del Min­is­te­rio de Ecología lle­va ade­lante a lo largo del año en las dis­tin­tas áreas nat­u­rales de Misiones. Su labor com­bi­na fun­ciones de fis­cal­ización, edu­cación ambi­en­tal, mon­i­toreo de fau­na y acom­pañamien­to a inves­ti­gadores y téc­ni­cos, con una pres­en­cia ter­ri­to­r­i­al clave en la defen­sa de la bio­di­ver­si­dad provin­cial.

En este caso, el oper­a­ti­vo se llevó a cabo en un con­tex­to de vig­i­lan­cia per­ma­nente en torno al Lago Urugua‑í, un espe­jo de agua arti­fi­cial que ocu­pa un lugar cen­tral den­tro del sis­tema ecológi­co del norte misionero. La zona cuen­ta con altos nive­les de bio­di­ver­si­dad y con­sti­tuye un refu­gio para numerosas especies de flo­ra y fau­na, muchas de ellas endémi­cas o en peli­gro de extin­ción.

Las áreas de naciente, las islas inte­ri­ores y las zonas de difí­cil acce­so son espe­cial­mente vul­ner­a­bles al accionar furti­vo, ya que per­miten ocul­tar tan­to cam­pa­men­tos como instru­men­tos de pesca ile­gal sin ser detec­ta­dos fácil­mente des­de la cos­ta. En ese sen­ti­do, el uso de embar­ca­ciones para el patrul­la­je resul­ta fun­da­men­tal para ampli­ar el ran­go de cober­tu­ra y reforzar la pres­en­cia insti­tu­cional en pun­tos críti­cos.

Importancia de la prevención

Más allá del accionar pun­tu­al frente a cada infrac­ción, las tar­eas de con­trol ambi­en­tal se basan en un enfoque pre­ven­ti­vo, que bus­ca desalen­tar la insta­lación de cam­pa­men­tos furtivos, la depredación de especies pro­te­gi­das y el uso de téc­ni­cas pro­hibidas como redes de arras­tre o tram­pas ter­restres. La sim­ple pres­en­cia de los guarda­parques en el ter­ri­to­rio, suma­da a los recor­ri­dos per­iódi­cos, fun­ciona como una adver­ten­cia vis­i­ble para quienes inten­ten ingre­sar al área con fines ile­gales.

A la vez, estas acciones refuerzan el men­saje insti­tu­cional de que el uso sostenible de los recur­sos nat­u­rales es una condi­ción ine­ludi­ble para con­ser­var el pat­ri­mo­nio ambi­en­tal de la provin­cia. La exis­ten­cia de nor­ma­ti­vas claras, la vig­i­lan­cia sobre su cumplim­ien­to y la apli­cación de san­ciones for­man un trián­gu­lo clave en la estrate­gia mision­era de con­ser­vación.

Un ecosistema bajo resguardo

El Lago Urugua‑í no solo con­sti­tuye un reser­vo­rio hídri­co de rel­e­van­cia para el norte de Misiones, sino tam­bién una pieza clave en el entra­ma­do de áreas pro­te­gi­das que inte­gran el Corre­dor Verde Misionero, una de las estrate­gias de con­ser­vación más ambi­ciosas y sostenidas del país. Su entorno nat­ur­al alber­ga especies emblemáti­cas de la sel­va paranaense y mantiene fun­ciones ecológ­i­cas esen­ciales como la reg­u­lación del cli­ma local, la pro­visión de agua y la con­ser­vación del sue­lo.

El accionar furti­vo, ya sea medi­ante la caza o la pesca indis­crim­i­na­da, pone en ries­go ese equi­lib­rio. Por ello, cada oper­a­ti­vo, cada acta labra­da, cada red decomisa­da, con­sti­tuye un paso con­cre­to en la defen­sa del ambi­ente como bien públi­co y como lega­do para las gen­era­ciones futuras.

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