El 1° de agosto marca en Misiones un ritual cargado de simbolismo: beber caña con ruda. Este gesto milenario, heredado de culturas originarias, conecta con la Pachamama, protege el cuerpo y el espíritu, y fortalece los lazos comunitarios.
Cada 1° de agosto, en Misiones y otras provincias, cientos de familias abren el día con un ritual poderoso: tomar caña con ruda en ayunas. Este gesto, heredado de los guaraníes y fusionado con creencias populares, representa protección y gratitud hacia la Pachamama.

La tradición surgió frente a los desafíos del invierno: enfermedades, escasez y frío intenso. En ese contexto, las comunidades comenzaron a beber esta mezcla de ruda –planta medicinal con poder simbólico– y aguardiente de caña, para invocar salud y alejar males.
La costumbre sugiere tres tragos, siete sorbos o incluso un vaso entero, siempre con intención consciente. Algunos extienden el rito hasta el 15 de agosto. Lo esencial no es la cantidad, sino el gesto: agradecer, proteger y comenzar el mes con buena energía.

Inicialmente, las comunidades usaban brebajes caseros con frutos y hierbas. Con el tiempo, la receta actual se convirtió en un emblema cultural que se transmite entre generaciones, manteniendo viva una cosmovisión que integra naturaleza, salud y espiritualidad.
El 1° de agosto también se celebra el Día de la Pachamama. En algunas regiones, se realizan ofrendas y ceremonias. En Misiones, tomar caña con ruda se volvió la forma más cotidiana y simbólica de conectarse con la tierra y sus ciclos.
Cada año, el ritual se repite en casas, oficinas y encuentros familiares. Más allá del sabor fuerte, lo importante es el mensaje: renovar el cuerpo, limpiar el espíritu y compartir un momento de identidad colectiva.