18 de octubre de 2025

Avanza la investigación por el crimen de Juan Carlos Goularte: imputan a dos hermanos detenidos

A casi una sem­ana del homi­cidio de Juan Car­los Goularte en Colo­nia Auro­ra, la Jus­ti­cia imputó a dos her­manos y ordenó nuevas dili­gen­cias para esclare­cer el hecho que con­mo­ciona a la comu­nidad.

A casi una sem­ana del crimen de Juan Car­los Goularte, de 41 años, quien fue ulti­ma­do de una puñal­a­da en el corazón tras una pre­sun­ta gresca en Colo­nia Auro­ra, la Jus­ti­cia ordenó la audi­en­cia inda­ga­to­ria de los dos detenidos. Se tra­ta de los her­manos Agustín D. S. (25) y San­ti­a­go B. (37), quienes fueron imputa­dos por homi­cidio tras negarse a declarar ante el Juz­ga­do de Instruc­ción Dos de Oberá.

Fuentes de la inves­ti­gación señalaron que ambos per­manecerán detenidos mien­tras se incor­po­ran nuevas prue­bas solic­i­tadas por el juez Hora­cio Alar­cón y se suman declara­ciones tes­ti­mo­ni­ales de veci­nos que pres­en­cia­ron los hechos.

La autop­sia con­fir­mó que Goularte fal­l­e­ció por una heri­da de 15 cen­tímet­ros de pro­fun­di­dad, provo­ca­da por un arma blan­ca con­tun­dente de unos 3 cen­tímet­ros de ancho, posi­ble­mente un cuchil­lo, que aún no fue hal­la­do.

Una pelea que terminó en tragedia

Según tes­ti­gos, Goularte había com­par­tido tra­gos con ami­gos después de un cul­to reli­gioso al que asistían los impli­ca­dos. En medio de la reunión, se ofre­ció a lle­var a Agustín a su casa debido a su esta­do de ebriedad, pero este se negó, generan­do una fuerte dis­cusión.

San­ti­a­go inter­vi­no en defen­sa de su her­mano y, en un pre­sun­to arreba­to, apuñaló a la víc­ti­ma antes de huir del lugar jun­to a su her­mano. Su padre, de 66 años, los trasladó en vehícu­lo, quedan­do tam­bién suped­i­ta­do a la causa por pre­sun­to encubrim­ien­to.

La Policía logró deten­er ráp­i­da­mente a los acu­sa­dos, uno de los cuales inten­tó escapar hacia una zona de monte. La causa con­tinúa en eta­pa de instruc­ción y la comu­nidad espera avances para esclare­cer el bru­tal homi­cidio.

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