19 de octubre de 2025

Ataque de pitbulls a un niño de 7 años: “No es un problema de raza, sino de crianza y responsabilidad”

Ataque de pitbulls a un niño de 7 años

Tras el reciente ataque de dos per­ros pit­bull a un niño de 7 años en el bar­rio San­ta Clara de Posadas, el debate sobre la peli­grosi­dad de esta raza volvió a insta­larse.

Para cono­cer una mira­da pro­fe­sion­al, Misiones Online dialogó con Éri­ka Jensen, etólo­ga (espe­cial­ista en com­por­tamien­to ani­mal), aclaró que el prob­le­ma no rad­i­ca en la raza, sino en la cri­an­za, la social­ización y la respon­s­abil­i­dad de los tutores.

“Siem­pre apelam­os a lo que se lla­ma tenen­cia respon­s­able. Cualquier per­sona que ten­ga un per­ro debe ser respon­s­able de los actos de ese ani­mal. No depende de una raza pun­tu­al. La agre­sión es una con­duc­ta nor­mal en todos los per­ros”, explicó Jensen.

La pro­fe­sion­al señaló que “el 80% del com­por­tamien­to del ani­mal está deter­mi­na­do por el apren­diza­je y solo el 20% por la genéti­ca. La cri­an­za es lo más impor­tante. Los per­ros deben estar cor­rec­ta­mente social­iza­dos des­de cachor­ros, habit­u­a­dos a per­sonas, a otros per­ros y a dis­tin­tos estí­mu­los como bici­cle­tas o motos. Eso evi­ta que reac­cio­nen con agre­sivi­dad en el futuro”, indicó.

En ese sen­ti­do, sub­rayó la impor­tan­cia de detec­tar señales tem­pranas de agre­sión. “El gruñi­do es la primera señal. Primero gruñe y después muerde. Si un tutor nota esa con­duc­ta, debe con­sul­tar al vet­eri­nario. Siem­pre hay algu­na adver­ten­cia antes de un ataque”, advir­tió.

Jensen tam­bién hizo hin­capié en la necesi­dad de cumplir las nor­ma­ti­vas locales: “Los ani­males no deben deam­bu­lar por la vía públi­ca. Hay orde­nan­zas que estable­cen que deben salir con col­lar, cor­rea y acom­paña­dos por un tutor respon­s­able. Lam­en­ta­ble­mente, eso se cumple poco porque la gente no respe­ta”, lamen­tó.

Final­mente, brindó recomen­da­ciones ante un posi­ble ataque: “Si un per­ro se acer­ca de man­era agre­si­va, lo mejor es quedarse qui­eto, agacharse y cubrirse la cabeza con las manos. Cor­rer o gri­tar acti­va la con­duc­ta preda­to­ria y puede empe­o­rar la situación”.

“Si una per­sona se encuen­tra frente a un per­ro agre­si­vo y lo ata­ca, es prob­a­ble que el ani­mal se enfurez­ca más y con­tinúe defendién­dose ante un even­tu­al ataque”, agregó. Des­de el pun­to de vista legal, remar­có que “el per­ro no debe estar suel­to en la vía públi­ca, y si existe una agre­sión, la per­sona ten­dría posi­bil­i­dad de actu­ar defendién­dose”. En este con­tex­to, aclaró que cualquier reac­ción del ani­mal ante gri­tos o movimien­tos brus­cos suele ser inter­pre­ta­da como defen­sa, lo que puede pro­lon­gar el ataque.

Para Jensen, la solu­ción pasa por la pre­ven­ción y la con­ci­en­ti­zación: “No se tra­ta de demo­nizar una raza, sino de edu­car, socializar y asumir la respon­s­abil­i­dad que impli­ca ten­er un ani­mal”.

En esa mis­ma línea, Juan Luzuria­ga, vet­eri­nario, explicó que el com­por­tamien­to agre­si­vo “no depende de la raza sino del entorno y la cri­an­za que recibe el ani­mal”.

“No es una raza peli­grosa, hay que desmi­ti­ficar por com­ple­to eso. En los 90 fue el dóber­man, en el 2000 el rot­tweil­er, y hoy el pit­bull. Lo que pasa es que hoy hay más pit­bulls que antes, por eso tam­bién hay más inci­dentes”, aclaró Luzuria­ga.

El espe­cial­ista explicó que “solo entre el 8 y el 12% del carác­ter de un per­ro es hered­i­tario, mien­tras que el resto depende del ambi­ente en el que crece. Una de las cosas más impor­tantes es cuán­do fue deste­ta­do el cachor­ro. En país­es desar­rol­la­dos está pro­hibido hac­er­lo antes de los 70 días, porque es la madre la que enseña límites y cor­rige con­duc­tas”, detal­ló.

Además, sos­tu­vo que la social­ización es clave: “Cuan­to más enrique­ci­do sea el entorno —una famil­ia con niños, otros per­ros, gatos—, más fácil será edu­car­lo”. En ese sen­ti­do, volvió a remar­car que “no existe agre­si­va, sino que el 80% del carác­ter del ani­mal es for­ja­do por el desar­rol­lo y socia­bi­lización que ten­ga con sus tutores”.

Por últi­mo, el vet­eri­nario advir­tió sobre la pres­en­cia de per­ros suel­tos: “El gran prob­le­ma de las ciu­dades es que hay muchos per­ros con dueños que los dejan en la calle. Cada tutor debe ser respon­s­able de su ani­mal. Si un per­ro iden­ti­fi­ca­do provo­ca un acci­dente, el peso de la ley debe recaer sobre su dueño”, con­cluyó.

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