19 de octubre de 2025

Alertan que aumentó el consumo problemático de sustancias en Misiones

Alertan que aumentó el consumo problemático de sustancias en Misiones

Espe­cial­is­tas en salud men­tal de una históri­ca clíni­ca de Misiones aler­tan sobre el crec­imien­to del con­sumo prob­lemáti­co de sus­tan­cias. Ase­gu­ran que el estig­ma, la fal­ta de con­cien­cia y el acce­so tardío al tratamien­to difi­cul­tan la recu­peración, y desta­can la necesi­dad de un abor­da­je inter­dis­ci­pli­nario y famil­iar.

La prob­lemáti­ca del con­sumo de sus­tan­cias psi­coac­ti­vas en Misiones no es nue­va, pero hoy se man­i­fi­es­ta con una inten­si­dad ren­o­va­da. Así lo afir­man pro­fe­sion­ales del área de salud men­tal que des­de hace décadas tra­ba­jan en el abor­da­je de las adic­ciones. “La situación es de larga data, pero aho­ra se ha exac­er­ba­do la can­ti­dad de con­sul­tas y la visu­al­ización de los prob­le­mas, sobre todo por el tra­ba­jo de los medios que hacen vis­i­ble lo que antes pasa­ba desapercibido”, indicó el psiquia­tra Álvarez Pons.

El espe­cial­ista explicó que el con­sumo en sí mis­mo no está pro­hibido, pero sí lo está ten­er la sus­tan­cia en el cuer­po, lo cual puede derivar en con­flic­tos legales. Esta cir­cun­stan­cia ha lle­va­do a muchas empre­sas a imple­men­tar con­troles lab­o­rales medi­ante análi­sis tox­i­cológi­cos, lo que tam­bién ha con­tribui­do a una may­or exposi­ción del fenó­meno. “Hoy los lab­o­ra­to­rios pueden detec­tar si alguien con­sum­ió en las últi­mas 24 horas, en los últi­mos tres meses o inclu­so en el últi­mo año”, detal­ló.

Pese a esta cre­ciente vis­i­bil­i­dad, el abor­da­je tem­pra­no con­tinúa sien­do una de las may­ores difi­cul­tades. “Gen­eral­mente, el paciente recién accede a la con­sul­ta cuan­do la situación lle­ga al límite social o famil­iar. En for­ma vol­un­taria es muy difí­cil que se atien­da porque no tiene con­cien­cia de enfer­medad. No le parece que está mal”, explicó. Por eso, muchas veces el tratamien­to debe ini­cia­rse medi­ante inter­na­ciones com­pul­si­vas, inclu­so a través de restric­ciones legales de capaci­dad.

Sobre este pun­to, el psiquia­tra aclaró: “La ley de salud men­tal no está mal hecha, está mal inter­pre­ta­da. Siem­pre tuvi­mos el dere­cho de internar a un paciente si con­sid­er­amos que hay un ries­go para él o para ter­ceros. Pero hoy se corre el ries­go de ser denun­ci­a­do por pri­vación ilegí­ti­ma de la lib­er­tad, sal­vo que se sigan cier­tos pasos legales”.

La insti­tu­ción donde tra­ba­jan Álvarez Pons y su equipo tiene más de 60 años de trayec­to­ria y recien­te­mente amplió su enfoque para aten­der tam­bién a pacientes con patologías ger­iátri­c­as, psiquiátri­c­as y adic­ti­vas. “El paciente adic­to ingre­sa gen­eral­mente cuan­do la situación ya es críti­ca. Primero tra­ba­jamos en la desin­tox­i­cación, que puede durar entre 30 y 90 días. Luego lo deriva­mos a otra insti­tu­ción, fuera de su con­tex­to social, para con­tin­uar con la desha­bit­uación y la rein­ser­ción”, detal­ló.

Las inter­na­ciones, según explicó, pueden ser vol­un­tarias, poli­ciales o judi­ciales, aunque en muchos casos ter­mi­nan con inter­ven­ción del poder judi­cial. “El prob­le­ma con la inter­nación vol­un­taria es que el paciente muchas veces solo quiere escapar de una situación con­flic­ti­va, pero una vez que se resuelve, se va. Y vuelve a con­sumir”, alertó.

Des­de el pun­to de vista ter­apéu­ti­co, el tratamien­to no se limi­ta a la aten­ción médi­ca. “Con­ta­mos con un equipo inter­dis­ci­pli­nario que incluye psiquia­tras, psicól­o­gos, asis­tentes sociales, acom­pañantes ter­apéu­ti­cos, pro­fe­sores de edu­cación físi­ca, mae­stros de labores y musi­coter­apeu­tas. Se tra­ba­ja en talleres de autocuida­do, teatro, huer­ta, y activi­dades de la vida diaria”, explicó la licen­ci­a­da Mariela Duarte, psicólo­ga de la insti­tu­ción.

“Muchas veces los pacientes lle­gan con un dete­ri­oro del autocuida­do, desconec­ta­dos de su famil­ia y de sus labores. Hay que empezar de cero. Por eso es impor­tante que el paciente esté acti­vo todo el tiem­po, no puede haber ocio porque eso difi­cul­ta la gestión de emo­ciones”, agregó la pro­fe­sion­al.

En ese mis­mo sen­ti­do, la doc­to­ra Lore­na Álvarez, psiquia­tra, remar­có que “las activi­dades bus­can que los pacientes reg­ulen su parte físi­ca, emo­cional y men­tal. No se tra­ta solo de hablar en ter­apia, sino tam­bién de apren­der qué hac­er con eso que se siente”.

La situación de la salud men­tal, aunque más dis­cu­ti­da en la actu­al­i­dad, sigue mar­ca­da por el estig­ma. “Sigue muy pre­sente la idea de que ir al psicól­o­go o al psiquia­tra es para ‘locos’. Muchas per­sonas pre­fieren recur­rir a sus­tan­cias como el alco­hol o el cannabis para rela­jarse, antes que con­sul­tar”, explicó Álvarez.

Otro fenó­meno en crec­imien­to es el con­sumo entre ado­les­centes, muchas veces banal­iza­do o direc­ta­mente nor­mal­iza­do. “Los chicos no miden el ries­go. Pien­san que pueden con­tro­lar el con­sumo. Pero la mar­i­hua­na, que es muchas veces la primera sus­tan­cia que prue­ban, actúa como puer­ta de entra­da a otras dro­gas. Es un mito eso de ‘yo sé cuán­do parar’, porque en real­i­dad la sus­tan­cia ter­mi­na con­trolan­do a la per­sona”, advir­tió Álvarez.

Además del abor­da­je clíni­co, el equipo real­iza un fuerte tra­ba­jo con las famil­ias. “La psi­coed­u­cación no es solo con el paciente. Muchas veces la famil­ia tam­poco tiene her­ramien­tas para acom­pañar­lo. Es nece­sario con­stru­ir recur­sos de comu­ni­cación y con­tención”, remar­có Duarte.

Actual­mente, la insti­tu­ción cuen­ta con unas 80 camas, de las cuales la mitad son ocu­padas por pacientes con diag­nós­ti­co dual: una patología psiquiátri­ca de base que se agra­va por el con­sumo. “Es un tra­ba­jo com­ple­jo que requiere artic­u­lación entre muchas dis­ci­plinas, plan­i­fi­cación del alta y super­visión per­ma­nente”, con­cluyeron.

Fuente: Misiones Online

Related Post